sábado, 31 de octubre de 2009

MEDICOS: Capacidad - Honestidad ó ¿todo lo contrario?

CAPACIDAD
HONESTIDAD

Las dos cualidades más importantes del médico en el ejercicio de su profesión son la honestidad
y su capacidad ............. y ambas caminan juntas ..............


Hace algunos años encontré un libro, que entre otros temas, trata sobre estos dos puntos, se titula Entre médicos te veas, su autor es el Dr. Ricardo Perera Merino (egresado de la UNAM y especialista en cirugía vascular). El libro tiene un subtítulo que dice, ¿Sabe usted en manos de quién pone su salud y su vida? (Editorial Diana. México, 1998).


Sus objetivos son proporcionar a los lectores una orientación para encontrar un buen médico, entendiéndose con esto como aquel que está bien preparado y es honesto, y asimismo, alertar sobre el riesgo que ha existido siempre de caer en manos de médicos deshonestos.


Todo el contenido de este libro es interesante, sin embargo, citaré textualmente algunos fragmentos del capítulo tres, donde el Dr. Perera describe cuatro categorías de médicos, basadas en dos aspectos básicos, la capacidad profesional y los valores morales:



a) Los médicos capaces y honestos
b) Los médicos capaces, pero deshonestos
c) Los médicos poco capaces, pero honestos
d) Los médicos incapaces y deshonestos



El lector, afirma el autor, debe tener en cuenta que en cada categoría hay variedad y grados, sin embargo, en la honestidad no hay grados, se es honesto o no se es; entre los médicos capaces, hay unos más capaces que otros. Se señalan algunas características de las cuatro categorías:

El médico “capaz y honesto”, llamado Pedro Bueno
Se trata de un médico bien preparado, que se actualiza y que es honrado “de nacimiento”. Fue educado con el respeto a los principios morales. La rectitud que es parte de su naturaleza y ocupa el lugar más alto en su escala de valores. Se gana la vida ejerciendo su profesión con eficiencia y probidad. Pedro Bueno, revisa cuidadosamente a sus enfermos, les informa con detenimiento
y claridad la naturaleza del problema que los aqueja y el por qué del tratamiento que propone. Es
respetuoso actuando en aquello que domina y, cuando el caso lo amerita, sabe referir a sus enfermos a otros médicos, siempre capaces y honestos. Nunca exige dinero del médico a quien refirió el caso. No solicita auxiliares de diagnóstico cuando no hay necesidad de ello y cuando considera necesario hacerlo no acepta pagos (o porcentajes) que provengan de gabinetes de laboratorio, radiología o de hospitales. No vende medicamentos, se limita a prescribirlos y el paciente puede comprarlos en la farmacia de su preferencia.
Entre los médicos “capaces y honestos” unos son careros, otros cobran honorarios promedio del lugar y época, y algunos cobran poco; diversidad que hay que respetar porque cada quien está en libertad de ponerle precio a su trabajo. Lo significativo a este respecto es que cada peso que gana Pedro Bueno es merecido y bien habido. Los hay comunicativos y amigables, o bien,
circunspectos y serios; unos tienen consultorios de lujo, otros consultorios modestos, unos tienen mucha clientela y otros poca o ninguna; unos se anuncian en la Sección Amarilla, otros ni siquiera tienen un rótulo visible.
Un Pedro Bueno jamás alarma indebidamente ni ofrece falsas expectativas; no oculta la verdad para lo que fue consultado. Estudia al paciente, le manifiesta su opinión y expone sus recomendaciones y el enfermo decide, libre de presiones, por su propia voluntad.

El médico “capaz, pero deshonesto”, llamado Soilo Máximo
La única característica que comparte Soilo Máximo con Pedro Bueno es la capacidad profesional. Soilo Máximo también es un médico bien preparado y actualizado.
Pero los Soilos no nacieron honestos, nacieron con largas uñas. Por lo general, son comunicativos y sumamente atentos, amigables y simpáticos. Sus enfermos suelen recomendarlos con frases como estas “ve a consultar a mi médico, es a toda madre” o es “muy cuate”, “te trata rebien”, “es encantador”, “es un genio y, además, muy humano”.
Soilo Máximo ejerce la medicina con un objetivo primordial; hacerse rico a como dé lugar y pronto. Si son cirujanos practican operaciones innecesarias, los “salvan” y el paciente y familia, los recomiendan ampliamente.
Cuando se va a dormir, sueña con los posibles incautos del día siguiente.
Cuando el padecimiento amerita la interconsulta con otro médico, lo envía a otro Soilo Máximo. Es carero, pero se adapta, ¡no faltaba más! a las posibilidades económicas de los pacientes. Por lo general, tiene mucha clientela y su consultorio suele ser de lujo. El gran “pero” de los Soilo Máximo es que les encanta transferir la cuenta bancaria de sus pacientes a la cuenta bancaria propia, son geniales para hacerlo y también implacables.
Internan pacientes cuyo padecimiento podría ser manejado en el domicilio, o hasta ambulatoriamente, pues esto magnifica el problema y facilita cobrar más honorarios y entradas extras al hospital. Si vislumbran que el paciente cuenta con recursos, solicitan una batería
de estudios de laboratorio, ordenan una tomografía computarizada o una resonancia magnética, es para ellos casi una regla, es obvio que perciben “porcentajes” de los laboratorios, gabinetes radiológicos y hospitales.

El médico “poco capaz, pero honesto”, llamado Pedro Asecas
¿Se puede ser las dos cosas?, ¿no hay contradicción? No.
No hay contradicción, se puede ser honesto sin ser muy capaz. Se trata de médicos que, como los Pedros Bueno ejercen la medicina con absoluto respeto a la ética, son honorables desde que nacieron y si bien Pedro Asecas no tuvo la oportunidad de realizar estudios de posgrado ni
de profundizar conocimientos en algún campo de la medicina se mantiene actualizado en los aspectos relevantes de la medicina general y, muy especialmente, sabe sus limitaciones, las acepta y actúa en consecuencia.
Como Pedro Bueno, Pedro Asecas es respetuoso y por ser honestos y autocríticos se comportan con suma cautela. Brindan a su paciente amabilidad, buen trato, calidad humana y sobre todo, la mejor opción para curarse, porque tienen la sabiduría de saber referir un caso cuando lo juzgan necesario a Pedro Bueno.
Los Pedros Asecas por lo general tienen mucha consulta y es justo reconocer que es bien ganada. Por eso, para un Pedro Bueno es muy valioso un Pedro Asecas pues le envía muchos casos; los honorarios se reparten, pero no aumentan para el paciente. Pedro Bueno resuelve el problema cobrando menos de lo que acostumbra, y Pedro Asecas, recibe la diferencia.


Es una simbiosis de la que ambos se benefician, sin agravar en el aspecto económico al enfermo. Esto no sucede cuando la combinación es entre Soilos. Con ellos los costos, en el mejor de los casos se duplican.

El médico “incapaz y deshonesto”, llamado Soilo Pior
Un seudomédico de éstos debe ser considerado como el “enemigo público número uno”. Son capaces de cualquier cosa, ¡hasta de operar de la próstata a una mujer!
Su lema es: éntrale a todo y que no se te escape nada. Los Soilo Pior son causa frecuente de mortalidad.
Tapizan sus consultorios de diplomas que ellos mandan a hacer o sin validez curricular; prescriben entre 5 y 8 medicamentos por receta que ellos venden directamente en la farmacia de su propiedad.
Los Soilos Pior carecen de autocrítica, por lo tanto, el peligro que significa su deshonestidad aúnan otro, tan mortal como el anterior, que es su inconsciencia de ser incapaces.
Lo inexplicable es que tienen clientela y salen, sólo Dios sabe cómo, de los problemas en que se meten.
Un Soilo Pior siempre le manda los pacientes a un Soilo Máximo, un Soilo Máximo, siempre envía paciente a otro Soilo Máximo. Los Soilos rehúyen todo contacto profesional con los Pedros.
Agrega el autor, que no es fácil para el paciente saber si se está frente a un Pedro Bueno o Asecas, o frente a Soilo Máximo o Pior. Menciona que hay Soilos Pior que visten como duques y Pedros Bueno que dan consulta en pantalones de mezclilla y zapatos tenis. No escasean
los Pedros Bueno que hablan parcamente y con un lenguaje demasiado científico, los Soilos Pior se expresan como genios de la medicina y con una claridad insuperable. Hay Soilos Pior que bien podrían pasar por un catedrático alemán. Tienen consultorios en penthouse, equipados con todos los adelantos de la industria mueblera, pictórica, cibernética, telefónica, musical y médica. Comenta el Dr. Perera que uno de sus mejores amigos, un Pedro Buenísimo, no tiene consultorio;
trabaja toda la cirugía que le envía un Pedro Asecas que confía en él y le va económicamente muy bien porque Pedro Asecas también confía en él.
Las reflexiones con relación a los fragmentos descritos del libro Entre médicos te veas pudieran ser múltiples, y en su discusión pudieran darse puntos a favor o en contra, sin embargo, la decisión de darlo a conocer fue con el fin de que, además de hacer un autoanálisis, tratemos de ubicar la conducta de los médicos con los que nos relacionamos diariamente, por esa razón,
los invito a leer el citado libro en forma completa, pues contiene otros aspectos de suma importancia para comprender y mejorar, nuestro ejercicio profesional.
Gracias a Dr. Luis R. Beas Sandoval

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OPINION: El medico antes que nada, tiene que ser una "buena persona". Si definimos el hecho de ser bueno (alguien quien es incapaz de hacerle daño a nadie intencionalmente) y decente (honesto y respetuoso con los demás).

Pero eso de creerse una buena persona porque se tiene un titulo profesional o academico es un espejismo no solo en nuestro pais sino en buena parte del mundo.

Yo personalmente como Médico jamás he pretendido presentarme siquiera como una paradigma de la moralidad y la decencia. Aunque les confieso que me esfuerzo muchas veces y sin exito en tratar de ser el mejor. Pero a la vez creo que eso no es un impedimento para que podamos razonar y pensar sobre ciertas cosas.

Como decía mi padre "No hay que ser bello para hablar de estetica".

Dr. Luis Obregon.

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